Cementerio en Bilbao
2021
El ‘cómo’ afrontar un proyecto como punto de partida hasta ahora, dejando en muchas ocasiones el ‘qué’
en segundo plano, ha sido causa de la ruina de infinidad proyectos. La teoría como base, tratamos de elaborar una propuesta con una filosofía a la que pudiésemos dar una justificación existencial.
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Con un primer análisis de la ciudad, no solamente de su forma, sino también de su contenido y a partir de textos como el de Foucault reflexionamos sobre la esencia y el simbolismo del lugar. De su historia y ‘la imposibilidad de desconocer este entrecruzamiento fatal del tiempo con el espacio’. El cementerio es un lugar de experiencia mixta como la del espejo, donde aquellos que ya se han ido aún siguen presentes, un lugar real que refleja hasta lo que no somos capaces de ver.
En este análisis se recalcó sobre la base del texto ‘Urban Catalyst’ la insignificancia de este lugar al lado
de otras zonas turísticas de gran poder cómo pueden ser el Guggenheim u otra de las grandes y numerosas obras que cubren el ensanche de Bilbao de premios Pitzker. Aquellos alardes arquitectónicos llevados a cabo con la intención del resurgir de la ciudad tras las numerosas catástrofes sufridas. Era evidente la necesidad de brindarle a este barrio la atención que hasta hoy no había tenido, pero decidimos que no podíamos seguir la estrategia anterior para ello. La verdadera catástrofe sería no entender ni preservar la identidad del propio lugar. Enlazamos esta idea inmediatamente con la de Bauman, quien dice que aunque cambiemos el orden de un lugar siempre mantendrá parte de su esencia.
Es en este punto donde decidimos no desacralizar el cementerio, y preservar su simbología, ya que como bien dice Karl Marx, somos lo que somos por las circunstancias en las que vivimos, y la tradición del pasado siempre estará presente en nuestros días. Faltaríamos al respeto, ignorando estos pensamientos.
Retomando la idea de focalizar la atención ciudadana en nuestra parcela, pero ya con un aspecto definido, la no desacralización, definimos el ambiente a lograr con nuestra intervención. Compartimos pensamientos con la descripción de Zola sobre una plaza de París ‘parece que un trocito de naturaleza haya hecho algo malo y le hayan llevado a la cárcel’. Comprendimos que nuestro espacio tenía mucho de esto, dentro del alboroto de la ciudad el nuevo parque sería ‘una cárcel de emociones agradables’ un ‘catalizador emocional’. Recluyendo dentro todas estas percepciones sensoriales que incentiven la reflexión e introspección del individuo.